jueves, 30 de agosto de 2018

ALLEN GINSBERG Y BOB DYLAN, INFLUENCIAS DE LA GENERACIÓN BEAT


Highway 61 Revisted cumple hoy 51 años desde su publicación. El álbum es un ícono, una síntesis de lo que estaba pasando en la década de los sesenta. Con el blues y la poesía, Dylan arranca la parte más salvaje de su carrera que incluyó temas como “Highway 61 Revisited”, “Like a Rolling Stone” y […]



Highway 61 Revisted cumple hoy 51 años desde su publicación. El álbum es un ícono, una síntesis de lo que estaba pasando en la década de los sesenta. Con el blues y la poesía, Dylan arranca la parte más salvaje de su carrera que incluyó temas como “Highway 61 Revisited”, “Like a Rolling Stone” y “Desolation Row”.
Durante años, los medios de comunicación hablaron acerca de su relación: que parecían padre e hijo, que eran como hermanos, que uno fue la musa, el predecesor, el origen de la inspiración de quien le siguió. Lo cierto es que fueron amigos que compartieron lo mismo: ambos tuvieron algo que decir, y como nadie lo estaba diciendo, lo escribieron. Lo cantaron. Allen Ginsberg y Bob Dylan, dos poetas, dos almas en la búsqueda de algo infinito, cruzaron sus carreras artísticas y se influenciaron mutuamente para convertirse en las voces de una generación entera, rebelde, sincera, beat.
Ginsberg nació en Newark en 1926 y quince años después nació Dylan en Minnesota, pero solamente cinco años separan la primera publicación de cada uno. El poema Howl, de Ginsberg, fue una de las tantas inspiraciones que llevó a Dylan a escribir y cantar. Movido por la prosa vulgar y majestuosa, Dylan se apoyó en la Generación Beat tanto como lo hizo en el rock, el blues y Woody Guthrie. “Me enamoré de la escena Beat, lo bohemio, de los Be Bop, estaba todo muy conectado”, dijo Dylan. “Fueron Jack Kerouac, Ginsberg, Corso, Ferlinghetti… me impactaron tanto como lo hizo Elvis Presley”.
“Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura”. Así abre Ginsberg el mítico poema Howl, refiriéndose a Neal CassadyBurroughs y Kerouac, cuya obra que lo consagró fue On The Road. El relato autobiográfico que dibuja el oeste de Estados Unidos y parte de México, ruge con las mentes brillantes que lo alimentaron (en el libro aparecen Ginsberg, Cassady y Burroughs, cada uno con seudónimos) y describe las aventuras por la ruta 66, inundadas por la influencia de las drogas y del jazz: otra de las influencias de la canción “On the road again”, del álbum Bringing it All Back Home, de Bob Dylan.
Hay íconos eternos y retratos que sobrevivirán y serán siempre parte de la historia: la imagen de Dylan y Ginsberg visitando la tumba de Kerouac; las fotos de Ginsberg en la contratapa del álbum Bringing It All Back Home; su presencia en la escenografía del videoclip de “Subterranean Homesick Blues”, en el que Dylan escupe algunas de sus tantas verdades: “Don’t follow leaders / Watch the parkin meters”, “You don’t need a weather man to know which way the wind blows”; y Ginsberg en la legendaria conferencia de prensa de 1965 en San Francisco, donde Dylan, entre cigarrillos, cinismo y verdad, hizo historia.
El poeta lo acompañó arriba del escenario y juntos cantaron “This Land Is Your Land”. En 1971, motivado por Dylan, convirtió sus poemas en canciones, y diez años después, con nuevas grabaciones, sacaron un disco juntos: First Blues. Juntos protagonizaron la película escrita y dirigida por Dylan, Renaldo and Clara (1978), donde Ginsberg interpreta al padre de Ronaldo (Dylan). La ficción fantasea con ser realidad; las alucinaciones y los hechos son una misma cosa, Ginsberg es un mero actor y a su vez un guía, un ejemplo, un mentor.
Es que ambos brillaron de manera diferente en un contexto similar. Ambos desafiaron a lo establecido, al deber ser, a lo políticamente correcto. Ambos vieron la oscuridad, la tocaron, jugaron con ella, la sedujeron y la convirtieron en poema y canción: “The truth was obscure / Too profound and too pure / To live it you had to explode”, canta en “True Love Tends To Forget”, del álbum Street Legal. A Bob Dylan lo tildaron de músico, poeta y hasta de profeta. Fue investido Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el gobierno de Francia. Fue considerado una de las personas más influyentes del siglo XX por la revista Time. Fue nominado más de una vez para el Premio Nobel de Literatura y a lo largo de su vida recibió innumerables premios y condecoraciones –entre ellas la Medalla Presidencial de la Libertad del Presidente Barak Obama-. Pero la pequeña porción del mundo que verdaderamente lo entiende, sabe que fue un simple tipo –dotado, iluminado- que buscaba decir la Verdad.
You don’t necessarily have to write to be a poet. Some people work in gas stations and they’re poets. I don’t call myself a poet because I don’t like the word. I’m a trapeze artist”.


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