lunes, 27 de mayo de 2013

No fue una noche más

(Leerlo escuchando Basket Case de Greenday, volumen alto)

La noche se enfría pero la calefacción mantiene el aire caliente, le hacen un ritual ridículo a un cubo que se arma con infinitas piezas y que por ser numerosas, son delicadas. “Cuidado con el cubo”, y el cubo (que es redondo, pero le dicen cubo), se va a la mierda. “Hagamos silencio” y todo terminó, como siempre, en un quilombo de bárbaros. Música que emociona hasta el último sentimiento guardado y alguna otra que habla de unas amigas boluda, unas amigas que dicen que hay que vivir la vida y salir y divertirse y chau pibes y van a fiestas y se re divierten. Ok, se copó.

Buscan las piezas, encuentran alguna que otra cosa, aparece una cámara de fotos, se esconden esas fotos, no hay hombres –todavía- y eso hace que todo se desboque, tienen veinte años, brindan por eso, nunca faltan los cuentos que conmemoran viejas épocas, siempre hay alguna frase trillada que recuerdan, citas que vienen al caso, “no te vas a acordar de la noches que te quedaste durmiendo, te vas a acordar de aquellas en las que saliste”, construyamos anécdotas, todas tienen que volver con al menos tres, “¿tres?” “sí, tres”, si esto fue tan divertido dudan que lo otro sea igual o mejor, miedo a la desilusión, pero ay cuán lejos están del fracaso hoy, siguen bailando y aterrizan en poofs, se miran entre miradas cómplices y comparten lo que sienten, y en el medio, un alma que más despierta que todas graba los momentos insólitos.

Amistad.

El frío no se siente y sigue la fiesta con amigos, esos que se convirtieron en una clase de “una más” y así funciona, todo menos filtro, a la larga estas son las cosas que quedan para siempre, si algo llega a irse permanece el recuerdo, eso lo vale todo, bailan como pueden, todo sea por la sensualidad del momento, la incógnita genera deseo, y el deseo desea más deseo aún, traiciones que se divisan a lo lejos y todo sea por darle lo que le corresponde a una amiga, por eso sacrifican algún que otro empujón con gente que no conocen, y todo es mucho más gracioso cuando a la vuelta, hay gente desaforada que se ríe y amenaza con tal de conseguir comida.

Ir a dormirse con amigas, despertar con ellas, volver a ese tiempo donde todo era eso, donde todas eran una, donde no existía más que el mar y nada era superior a las estrellas, donde reían a carcajadas y vivían a base de playa, donde había mil cuentos por minuto y cientos de momentos para luego recordar, conmemorar y volver a sentir.


No fue una noche más porque fue la ilusión de volver ahí, al lugar de los buenos cuerpos y el hábitat natural de los perros. Acá no hay tantos, pero al menos está Kiwi.  

miércoles, 22 de mayo de 2013

Hasta acá llegamos


Le desespera ver cómo pierde el tiempo ahogándose en un vaso de agua. Es consciente de su idiotez, por eso al menos es un idiota lúcido. Pero maldice al pasado y le ruega al porvenir que por favor, por favor esta vez pueda obedecer su voluntad, hacerle caso a sus pasiones y mandar todo a guardar. Si ya llegó hasta acá, tiene que seguir por ese último retazo de escombros, esa fuerza gastada por el cansancio acumulado de los años. Su encanto lo enamoró, pero ella opta por el silencio que esta vez como todas, le juega en contra, porque en definitiva no es más que una auténtica relatora de cuentos sin fin. ¡Son humanos! Luchan contra el tiempo que pasa alivianando lo vivido y haciendo que todo aquello que alguna vez fue fuerte, hoy sea frágil. Esa sensación de novedad ya no está. Desapareció con ella la adrenalina de encontrarse frente a lo desconocido, la sed de aventura se fue desvaneciendo con el correr de las horas y fue consumiendo a cuentagotas la falsa esperanza de esperar algo que nunca llega. La indecisión fue su mayor enemigo. La peor de las traiciones que hizo que se traicionara a sí mismo y le diera la espalda a sus anhelos. Dejemos de liberarnos con el humo que nada libera. Hablá, para algo están las palabras. Dejate sentir que a la larga es lo único que nos queda. La vida ya trae sus quilombos, así que en vano tratar de complacer a los demás, que cada uno haga lo que tenga ganas de hacer. Que escuche la música que cada uno quiere escuchar. Y claro, lo que está hoy puede faltarte mañana, si bien la soledad es linda, no subestimes la compañía del que está al lado. Puede que mañana no esté. Subí el volumen entonces y que nuestras miradas se encuentren en la belleza de esa música, que nuestros ojos trasciendan el tiempo y nuestras manos se rocen mientras nuestras voces se encuentran en el baile de los sultanes del ritmo. Se buscan y se encuentran en el desencuentro, sus ojos corresponden a otra época. Se ríen y entienden, que pasado tanto tiempo, es en vano disimular. Hasta acá llegaron, la pregunta es hasta cuándo van a seguir. A dónde van a llegar. Cuánto más barro van a pisar sus pies y cuántos días más van a pasar mientras hablan sin hablar y se dan un beso sin siquiera rozarse.  

Es un mundo un tanto salvaje, soportemos la existencia leyendo lo que nos apasiona y caminando de la mano. 

viernes, 17 de mayo de 2013

La obra se llama "amantes"


El telón se cierra, y con él culmina el sueño de que algún día lo nuestro puede llegar a ser real. Nuestras manos rozan la fina línea de lo sublime, entrelazándose entre lo que no existe y lo que sí. La fantasía se hace realidad cuando me pedís que dramatice algo que nos pasa, pero que ninguno de los dos puede llegar a decir. El escenario está de por medio y el público interfiere sin saber que lo que interpretamos con máscaras, es lo que sentimos de verdad. 


De alguna manera saber que no te tengo ni hoy ni nunca, es lo que me mantiene cerca tuyo. La imposibilidad de alguna vez abrazarte, aunque sea remota, me exaspera. Tus años no sobran, en vano tener en cuenta mi asquerosa juventud. Vos sos vos, yo soy yo, y tu mirada cómplice cuando los demás no miran, no es más que eso. Una complicidad, una invitación a algo que no está permitido. El símbolo de lo que es políticamente incorrecto. Una bienvenida audaz, y con ella, el recuerdo de que te vas a casar.

Me llamás por mi nombre entero como quien llama a lo prohibido. Me agarrás de la mano y me decís que haga público el misterio que nos acosa. Total está disfrazado por la mentira, total pasa desapercibido entre otras simulaciones, total es un juego trágico que lucha contra las ganas de que me mires y me digas "al carajo, dejo todo por vos".

La perversidad me carcome las entrañas mientras en esos ratos libres, estamos solos. Hoy es un café, mañana será una cerveza. Hoy es ir y cerrar el lugar, mañana es quedarnos y darnos un beso. 

La realidad supera a la fantasía, guardá esos disfraces y sacá la ropa que usas todos los días. Nuestra vida está rodeada de sueños y vos sos uno de los míos. Shakespeare dijo, “El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen”. Sigamos ciegos, sigamos tontos creyendo que existe un amor cuando todo lo que hay es deseo. 


Para qué angustiarme por lo que nunca va a ser, si puedo regocijarme y jugar con la falacia. Ambos sabemos que en el mundo donde el telón se abre, los dos nos acercamos y entre juegos de luces y sombras, somos amantes. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Cortázar


Siempre hay algo que pensamos y otro pensamiento sublime que está detrás. Como cuando escuchamos atentamente a lo que nos está diciendo alguien, y oímos sin escuchar ese pajarito que canta, esa bocina que ruge, esa canción de la radio del colectivo.

Mirá, entremos acá. En este cuarto. Hay alguien que está escuchando una canción vieja…

-¿De quién es esa canción?

-¿Qué canción? ¿Y quién sos vos?

-Soy la que escribe esto.

-Ah, qué tal… esta canción es de Neil Young.

Bien, ves, acá este hombre oye la canción de Neil Young. Pero claramente está escuchando otra cosa. Como si el sonido de la canción le entrara por un canal auditivo, y lo otro que escucha entra por otro. Ahora… ¿qué es eso otro que escucha? Cortázar. Hablando de sus amigos, que “son pocos pero buenos”.

-Perdón que me entrometa así en tu vida, en tu casa, en tu cuarto, pero eso que escuchás, no la canción de Neil Young, sino  ese otro hombre que habla con tonada española mezclada con algo de ¿francés, puede ser? ¿Es Julio Cortázar?

-No me pidas perdón. Vos me estás escribiendo, vos me creaste. Y sí, es Cortázar. Una de mis entrevistas preferidas. Ahora, si querés metete en su vida, eso sí que es interesante. Mucho más interesante que lo mío, te puedo asegurar.

“Soy muy sentimental, de los que lloran en el cine y de los que luego salen disimulando la cara”, dice el hombre de la voz quemada por el cigarro. El hombre que escribió una novela a los once años, resguardada por su madre –quién al principio dudó que su hijo pudiera escribir semejantes cuentos a tan temprana edad- porque si él la encuentra, la quemará.

“Un pariente de la familia, un tío o alguien así dijo que aquellos poemas no eran míos, que yo los copiaba  de alguna antología de poemas. Y me acuerdo siempre que fue para mí un dolor de niño que es un dolor infinito y terrible, cuando mi madre en quien yo tenía plena confianza, vino de noche antes de que yo me durmiera a preguntarme un poco avergonzada, me acuerdo, si realmente esos textos eran míos o yo los había copiado. El hecho de que mi madre pudiera dudar de mí, fue como esas revelaciones de la muerte. Esos golpes que te marcan para siempre. Descubrí que todo era relativo, precario. Había que vivir en un mundo que no era ese mundo de total confianza e inocencia”.

El que hace las preguntas, Joaquín (Julio marca la jjjjjota de su nombre cada vez que lo pronuncia), le comparte de su wiski.

Ahora ya no es Neil Young el que canta, sino Neil Diamond. ¿Pero ves? ¿Ves lo que te digo? Él apenas se da cuenta. Escucha al escritor que habla, ya con un poco más de confianza. Esa rigidez que mostraba al principio la remplazó por alguna que otra risa, y fuma distendidamente.

-¿Seguís ahí?

-Sí. Claro, siempre y cuando no te moleste.

-Para nada, pero veo que estás acompañado.

-Sí, este es mi perro. Está conmigo porque siempre lo está, y me gusta que conozca a todos mis personajes. De alguna graciosa manera la fidelidad que hay entre nosotros es lo que los mantiene vivos a ustedes. Si muere él, siento decirte que morirán ustedes.

-Qué duro lo que me decís. Entonces dependo de la existencia de un perro. O mejor dicho, del vínculo de ese perro con otra persona.

“A través de los genes y los cromosomas te manda algo que pertenece a otro tiempo y no al tuyo, y tú sin darte cuenta estás escribiendo una novela y en realidad estás transmitiendo un mensaje muy antiguo y muy arcaico”.  

Vio distinto al mito del hombre y Minotauro, aquél viejo monstruo: “Yo lo vi al revés. En el minotauro vi al poeta, al hombre libre, al hombre diferente, y por lo tanto es el hombre al que la sociedad, el sistema encierra inmediatamente. A veces los mete en clínicas psiquiatras, y otras en laberintos”.

-Te dije que sus cosas eran más interesantes. Mirá, estás escribiendo de él. Te dije que su historia iba a ser mucho mejor  que la mía. Igual, debo decirte. A vos, que sos una desconocida, una loca con un perro, alguien que dice que me inventó. Debo decirte que me entristece que me hayas cambiado por otro. Suena estúpido, pero viniste acá a escribir de mí, o eso me pareció. ¿Tan poco interés ves en mí? ¿No merezco un cuentito en uno de esos tantos que aparentemente escribís?

“Mira, si alguna cosa que yo he escrito ha podido mostrarle el otro lado de algunas cosas a mis lectores, a mis amigos, es  la más grande recompensas que puedo tener. Yo sigo teniendo la sensación de que hay algo que está del otro lado, y yo lo sigo buscando”.

-No te voy a mentir, si así lo hiciera nada de todo esto tendría sentido. Vine acá a escribir de vos. A meterme en tu vida y robarte alguna historia. No buscaba algo interesante, divertido, distinto. Solamente quería espiarte y descubrirte. Y me llevé esta sorpresa. Es inevitable, pero sus palabras me perforan la conciencia, me es imposible no escuchar esas palabras, de hecho- “Me fastidia que digas que mis ideas son lúcidas, yo tengo muy-  ¡se adentran en mi cabeza sin siquiera yo quererlo, permitirlo! pocas ideas. Tengo intuiciones.”

-Ya lo sé, y quién soy yo para culparte. Si acá estoy, escuchando de vuelta las palabras de este hombre cuya gran maravilla como escritor fue “haber escrito una obra que correspondía a su edad, su tiempo y su clima y de repente descubrir que planteó problemas que le correspondían a la generación siguiente”. Sí, Rayuela. Es incontrolable, sus palabras simplemente se incorporan al pensamiento de uno, le tocan el alma y dejan un tatuaje, como esos que él lleva en su propia alma, los de García Lorca.

-Por eso mismo es que vine a escribir de vos, porque me llevaste a este poeta que se reconoce a sí mismo como un hombre solitario. Y ahí, de vuelta sus palabras. 

viernes, 3 de mayo de 2013

Estamos viejos querida, la vida nos ganó de mano


Tantos años a tu lado para que de repente y sin remordimiento o pena alguna, las neuronas de tus recuerdos se vayan. Y con ellas, todo lo que fuimos. Los hijos que tuvimos, nuestros años de jóvenes ebrios de amor y juventud, la vida entera, TU vida, esa que viviste alguna vez. Y que hoy seguís viviendo pero muy lejos tuyo. 

Yo sé que tus ojos miran y buscan el amor, pero qué es el amor sin nuestra historia detrás. Hay algo que te desconecta del día que vivís, de todo lo que ves y escuchás. Sueño con que los acordes de aquél piano que alguna vez te toqué traigan a tu memoria nuestros roces. Invoco a lo infinito para que me traiga algo de tu tacto, y que con el sol aparezca esa sonrisa en tu rostro. Pero sentida. Recuerdo cuando sonreías para luego reír.

Con cada día que pasa todo se vuelve más borroso para vos, los nombres son meras letras agrupadas al azar y las oraciones no tienen coherencia una con otra. Qué miedos habitan hoy tu alma, si son los mismos que los míos acercate y lloremos juntos. Qué más lindo que llegar a viejo al lado de mi amor. Acá estoy. Soy yo. Tomá mi mano, me entrego a vos aunque ya no tenga nada para ofrecerte, ya que todo lo dejé ayer, en ese abrazo que nos dimos cuando los pájaros cantaban y aquél perro de la esquina lloraba sin parar.

Si vos no estás, yo estoy con vos. La melancolía no es nada si elijo darle la espalda. Te cuerpo y tu espíritu están conmigo. No estoy tan solo, pues uno está donde se lo extrañan. Y por acá se te anda extrañando amor de mi vida, luz de mis sueños, portadora de mi alma que sufre cuando te vas y se regocija cuando volvés, salta como loca de alegría. Porque está loca por vos.

En vano tratás de recordar dónde viviste tu niñez, quiénes eran tus hermanos, cuáles de todos estos chicos que te rodean hoy son tus nietos. La belleza no te abandonó aún, pero claro amor, nunca lo hará. Los años se reflejan en tus movimientos lentos, tus pocas ganas de caminar, tu falta de hambre y poca sed. Mas la experiencia se esconde en tus entrañas, tu piel delata tus saberes, y tus manos, lo compartido. 

Si la vida me ofrece una revancha, volvería a darle la misma tregua. Por ahí me andan preguntando si de haber sabido que pasaría esto, hubiera aprovechado mejor los años de lucidez. No puedo responder que sí, los dos sabemos que vivimos intensamente y pensando en el presente, sin imaginar un futuro reluciente. Nadie sabe a qué nos depara el porvenir. Ciertamente no me lo imaginé así: al lado tuyo y sin vos. Hoy te pido que te concentres, que me mires a los ojos y me encuentres. No simules una caricia, que sea sincera. Esta vez entre todas las demás, te pido que sea sincera y tuya. Estamos viejos querida, y la vida nos ganó de mano.