domingo, 23 de agosto de 2015

Como si fuesen pájaros

La música refleja tus ganas desesperadas de vivir, de gritar, de ser, estás enredado en los cables que transportan tu energía desequilibrada y no sabés cómo expresar lo inexpresable, la palabra euforia no alcanza, no es lo suficientemente exacta como tu sonrisa en éxtasis, ni siquiera "éxtasis" explica que estás con sed de vida, más vida de la que tenés, esa necesidad de caminar y seguir caminando para seguir viendo y conociendo y encontrando y seguir envolviéndote en el mundo, sentarte en la esquina y ver a los locos pasar, o ni sentarte podés, ahora estás parado, viendo el universo, estás dentro del mismo, te sentís parte, sos pedazo de tierra, te excitás con solo pensarlo, meditarlo, el motor de tu cabeza no puede frenar y los médicos te dicen que necesitás contemplar pero tu mente no puede frenar, solo quiere andar, el humo sale de tu cuerpo como sale la adrenalina de tus brazos, la fuerza de tus piernas es imparable. Querés amar y te sale un grito, lo tenías guardado para un día especial como este, el calor del whikey que tomaste hace unos minutos te quema la garganta, pero no, no es el alcohol, es la sangre que te quema y el alma que te arde, ¡pero claro! ¡Te prendiste fuego! Reís a carcajadas viendo lo que tu propio cuerpo generó, no necesitaste un encendedor o un cigarro, es tu cuerpo mismo el que arde. Un homeless canta canciones de Dylan sin parar, ríe con su barba larga y el pitbull que lo acompaña afuera del mercadito, está borracho y está feliz con su guitarra, le canta al aire que vos respirás. Tus pulmones pueden inhalar, tus ojos pueden ver, tus manos tocar, tu cabeza baila con tu cuerpo y el sol baja, el aire está un poco más frío que ayer, las bicicletas no ruedan, flotan. No sabés si es real o si tus sueños son la única realidad verdadera, pero este pueblo te sienta bien, no es ciudad, el río que lo cruza refleja tus pasiones, amás todo, todo lo que ves y tocás, querés compartirlo y le cantás a la vieja que pasa por al lado, le servís un té a la inglesa que solo se sabe quejar, le levantás la mesa a un anciano, recibís la sonrisa de una joven, aceptás el capricho de un bebé que tira lápices de colores, dejás de ser auto para convertirte en camino, la ruta camina con vos y comprendés que fuiste hecho para seguir, “the only thing I knew how to do was to keep on keeping on like a bird that flew”. Es que es eso, te movés como un pájaro, entendés que podés volar, te caen lágrimas de alegría, te sobrepasa la emoción, tu vida por un segundo se convirtió en canción, estás más sensible que nunca jamás, querés visitar el mundo de nunca jamás; y mirás los botes que flotan sobre el agua como canoas, perdidas ellas te perdés vos con ellas. La cerveza se desparrama a tu alrededor, las gotas de vino se chorrean de las botellas, tus ojos buscan comprender pero solo podés disfrutar. No te alcanza con sentir, querés transmitir. Escribís desesperado, se te traban los dedos, sentís cómo el aire te pega en la cara, ves un perro corriendo, agarrás la bici y rodás por las nubes junto con el resto. Es el principio de un viaje eterno, comprendés y volvés a llorar.