miércoles, 8 de junio de 2011

Chicha


Y es que para ella la felicidad está al alcance de los sueños.

Camina de la vida disfrutando de cada paso. 
Pensamientos reservados sin ser expresados... para ella tal cosa no existe.

Con inocencia de niño da palmaditas en las colas de los más chiquititos y en las espaldas de los más grandes.
Ha pasado a ser una más de entre aquellos para quienes trabaja, esa familia generosa y que por más que postiza, más verdadera que ninguna.

Con mil y un novios por el camino, ella se mantiene firme en su postura: "no, nada de amores. Mi único Amor es Dios".
¿Deberían ser tomadas entre pinzas las infinitas historias que cuenta? ¿Fueron reales tales aventuras, semejantes hazañas, inolvidables relatos, tanto amor? ¿O fueron meramente sueños?
Si así lo fueron, es decir, nada más ni nada menos que invenciones del inconciente, de su mismísima imaginación, pues cuánto más interesante la convierte entonces a la encantadora Chicha.

Famosa por haber tenido una aventura con Rodrigo, ella canta. Ella baila.

Imposible pasar por la cocina sin intercambiar palabras con ella. Imposible intercambiar palabras con ella sin que a su interlocutor se le escape una sonrisa. Impoisble que se le escape una sonrisa sin que piense que Chicha es una persona de la que uno nunca se va a olvidar. 

Experta en echarle leña al fuego (en la manera literal de la expresión) ella le encuentra el encanto hasta a la flor más marchita del campo (esta última vez, metafóricamente hablando).

Ojos negros, pelo oscuro y con setenta y pico años encima, ella clama haber sido "una pinturita" de joven. Necio quien siquiera lo dude.

Decidida a no viajar en tren (y sino pregúntenle a mi amiga Dama), ella viaja en colectivo. Los hombres se enamoran cuando la ven, y ella se ve obligada -porque si hay algo que ella no es, es ser descortés- a contestarles con una sonrisa aquellas conocidas preguntas acerca del clima. Incluso una vez un hombre se bajó en la misma parada que ella. Créame, eso dio mucho  a que hablar.

Pollera larga, sentadita en el sillón -hablando, por su puesto- y de vez en vez, pollera para arriba y a acomodarse las medias sin pudor alguno. Ella es ella. Siempre. 

Amiga de "Rusito" como pocos. Sí... ella se quedó una semana con él y lo bañó. Y con la certeza intocable, sostiene que "hay pocos tan fieles como los perros". Cuánta verdad Chicha, cuánta verdad. 

Es, a fin de cuentas, de esas personas cuya personalidad e intensa vida merece un reconocimiento. Este es el mío Chicha. Humilde, sencillo y algo pobre tal vez. Pero un reconocimiento al fin. 

Ojalá la vida nos vuelva a cruzar y así pueda volver a oír esa versión tuya de "Los caminos de la vida", algo diferente pero tanto, tanto, tanto, tanto más interesante.