domingo, 21 de julio de 2013

Stunned

Todo se hace más difícil cuando son años los que nos separan, cuando el pasado compartido se nos pone en contra, convirtiendo el presente en algo de temer, haciendo que el mañana ya no sea un mero día más, sino un futuro indescifrable y a decir verdad, algo tenebroso. Ya no sé a qué me depara la vida, no sé si he de estar solo, si he de seguir peleando por lo que aparentemente ya no existe o dejarlo finalmente todo al azar, a esa decisión que tomamos ayer entre dudas y consuelos en vano. Tu recuerdo me acosa y tu sombra me persigue. Pero te extraño cuando te pienso, me confunde no saber si es que sufro por vos o por tu compañía. Si deseo tu cuerpo o un cuerpo que me saque de esta soledad. Y es que si hoy debo elegir entre tus manos o el sonido del mar, opto por esa inmensidad que nos rodea, elijo las olas y la frescura del aire. Tu rostro se va desvaneciendo poco a poco, y si alguna vez te amé, hoy no lo hago con la misma intensidad. El tiempo todo lo cura, pero siempre queda la cicatriz. Las distracciones de todos los días te alejan más de mi y no dejo que las memorias que vagan por las calles me acechen sin piedad. Cuando dejaste de lastimarme, me di cuenta que el dolor no valía. Las lágrimas me recuerdan que seguís ahí, viviendo, llevando tu vida lejos de la mía, la incertidumbre y la pena me recuerdan que no sé si ya encontraste el amor, otro amor, distinto al que yo te di. La música me llena de nostalgia y vive adentro mío, mientras el mundo sigue su curso y allá afuera los días se convierten en años. Pero el sol me calienta las ilusiones, me nutre el alma y me convence de que todo pasa por algo. No creo en las coincidencias, hay un hilo que nos conduce y fuimos pensados para seguir cierto rumbo. Ahí es cuando te descubrí. 

Oh, suspiró mi cuerpo. 

Volví a enterrarme en esta carroza que todo lo arrastra y nada deja atrás. Me ató a ella. Hoy soy víctima de sus mandatos, rehén de su voluntad, amo de sus deseos, mendigo de su amor. Ya no te hablo a vos, le hablo a la locura que me destrozó por entero, ha hecho de mí algo que ni yo mismo reconozco, pobre de mí si pensé que había conocido el amor antes de encontrar esto que me saca de mi cuerpo, cada vez que la veo y escucho su voz, esa que habla cantando y vuela cuando vuelan los pájaros. Condenado al tiempo, condenado a ella, condenado a nuestro futuro sin vos. 

sábado, 20 de julio de 2013

Eso que nos envuelve

Te dedico todos mis escritos. Convierto en calor todo el frío que se esconde entre nuestros cuerpos. Te regalo mis manos para que las cuides y veas en ellas la luna que me diste cuando juntos, el amor nos envolvió. Te lo doy todo, aunque digamos que no es amor lo que nos rodea. Te lo entrego sin decirte que es tuyo, ya nada puedo hacer con esto que me supera, se sale de mí, se escapa hasta vos, queriendo alcanzarte, besarte, abrazarte. No soy yo, es lo que vive adentro mío. No es algo que yo quiera hacer, es algo que debo hacer. Todo indica que está mal, el piano nos dice que no, los árboles se nos ponen en contra, hasta el sol no quiere ver semejante aberración. Pero en contra de todo, actuamos, como si para nosotros la realidad no fuera la realidad que se le presenta al mundo. La percibimos distinta, ergo, actuamos distinto. Inventamos el gozo para hacerlo nuestro, buscamos placer donde no lo hay y la libertad se construye solamente cuando estamos juntos. Que el destino no nos junte, juntémosnos nosotros. Para qué esperar a que algo ocurra, que alguien hable, que alguno decida. Nada de lo compartido fue en vano, todo lo que nos queda por vivir ha de ser vivido. No hace falta que lloremos, dejemos de lado el terror, aferrémosnos a lo que sentimos, que esas sensaciones, hoy y siempre son nuestra única garantía. No trates de demostrarme nada, ya todo está dicho, aunque implícitamente. Nuestros ojos se contaron todo, y ahora sí, suave, de fondo, ahora lentamente, muy lentamente nos vamos dando cuenta, mientras sonreímos y nos agarramos las manos, nos sentimos, escuchamos la canción y nos convencemos, que aunque el mundo no lo quiera, yo te pertenezco. Y el amor es idiota, más idiota de lo que creíamos.
Por esa vida que vas a llevar lejos mío, rezo. Aquella que tiende más hacia el vicio que a la Verdad. Tiende más a la ambición que al esfuerzo, creés que está más cerca de una herencia que de la verdadera felicidad. Pues bien, digamos querido, este texto de vuelta te pertenece, vuelve a vos como vuelvo yo. Una y otra vez, empujados por la inercia, separados por las bases y enloquecidos por eso que solamente está hecho para los locos: el amor.

jueves, 11 de julio de 2013

Autocrítica

El precio de las palabras fluidas es la movilización adentro tuyo. La voz que no quiere callarse. El sentimiento de que siempre hay más por explorar y sobretodo, la sensación de sensibilidad a flor de piel que hace que te alegres por las cosas pequeñas y ridículas, que te deprimas por la boludés más grande y te largues a llorar desaforadamente con la canción que ayer te parecía una mera melodía. Mirás atrás y querés volver a vivir el pasado, repetir la niñez y desear, haciéndole frente al destino y a toda la bendita Creación, volver a desear, con todo el corazón, dejar de crecer. Ahora, ya. Seguramente (y por como viene la mano, lo percibo, no te lo tomes mal, simplemente tenés cara de "déjenme de joder solamente estaba diciendo cómo me sentía") sientas que estás en la mejor edad de tu vida, la flor de la juventud es tu mayor arma de conquista, te sentís ágil, fuerte, seductora, jovial. Y el tiempo te gana sin culpa, la vida te vive, las horas crecen solas y cuando querés acordarte, sos polvo. De vuelta. Volviste a donde habrías de regresar. Nostálgica te dirán, melodramática, para variar. Te culparán de triste y exagerada. Pero al menos no esperás que el futuro te alcance para ser feliz. El presente es tu mejor momento, ya sea hoy, haya sido ayer o será mañana.

Ahora bien, las palabras fluyen como la corriente del río en una catarata. Nada es gratis en la vida, seguramente tengas hoy el corazón roto. O estés rebozando de alegría, que tras leer esas palabras vestidas de melancolía, lo dudo. Mil preocupaciones habitan hoy tu pensar y otras mil golpean tu cuerpo para que las dejes entrar, las recibas, las acojas y para colmo, les des alojamiento y comodidad.

El regreso de ellas significó la pérdida de una alegría. La que tenías antes de que las muy descaradas golpearan tu puerta. Ellas no sabían que había otras sensaciones ocupando antes tu alma. Más plácidas tal vez, y por qué no, más placenteras. Te invito a que después de esta clase de autocrítica las sacudas de adentro tuyo. Te las arranques y puedas ver la luz que se esconden atrás de ellas. Sí, puede ser que con ellas se vaya la facilidad de la palabra, la magia de la prosa. Son atractivas, mas si no te cuidás, pueden llegar a matarte. Y hacerte darte cuenta que como todos, estás creciendo.

Ya no te sorprendés por todo. Ya no te preguntás por el absurdo de tu existencia. Esa canción ya no te hace llorar y el sol es simplemente sol. Creciste.

Eso sí. Vos sos dueño de tu propia cabeza, vos elegís cómo manejar esos pensamientos que vienen sin que vos los elijas. No dejes que te ganen, a diferencia del tiempo, los podés controlar. Empezá por pensar que es pasajero, nada es para siempre. Seguí por entender por qué aparecen las ideas bastardas. Peleate con ellas, (no las maldigas, eso nunca jamás, a nadie) pero confrontate y sé fuerte. Y vas a ver, que cuando te quieras acorda- no, no, no serás polvo. Esta vez serás feliz. De vuelt- sí, exacto. Vas a ser eso que habrías de ser.