lunes, 26 de octubre de 2015

Se te acabó

Se te acabó, podés volver a tu casa tranquilo que no vas a volver. Ya no hay lugar para vos, corrupción, mentira, impunidad. Seguí levantándote como hiciste cada mañana, vaya uno a saber con qué cara, con qué convicción para mirar tus ojos en el espejo del baño, para prometerle lo imposible a una Nación que se merece mucho más que palabras sin sentido, para robarle a la gente hasta lo que no tiene mientras vos te enriqueciste, enceguecido por tanta sed y ambición de poder, por tanta vanidad. Destruíste un país que hoy se vuelve a levantar con esperanza, empobreciste a los más pobres, les quitaste posibilidades a los que menos las tenían y nos mentiste descaradamente en la cara. Promoviste el tráfico de droga, el lavado de dinero, la pobreza, el hambre, la corrupción, la coima. Esos son tus valores, esa es tu ética. Volvé a tu casa con la cabeza baja y el corazón más bajo todavía, porque hoy la Argentina se levanta. Hoy cada uno de los ciudadanos toma las riendas de un país que necesita salir a flote, que vela por un cambio, que reza por la paz, que promueve la seguridad, es símbolo de servicio y lucha por la verdad. Nadie nos va a sacar lo que es nuestro, nadie nos va a privar de nuestras libertades, nadie va a corromper nuestros derechos y las ganas del cambio. Francisco hizo un pacto con Dios y Dios siempre está del lado del bien. Hoy triunfa ese bien, hoy triunfa el amor, la educación, la inclusión. Volvé a tu casa, escondete de la justicia que te persigue, de tu conciencia impune, pues el mundo que te hizo rey se da vuelta para acusarte de villano, de ladrón. Ya no nos da vergüenza decir que somos argentinos, no somos el mero país del sur o una parte más de Latinoamérica. Somos ARGENTINA, un país con gente capacitada, la cumbre de los recursos naturales, una potencia en potencia. Nos caracteriza la pasión, la perseverancia, la fuerza. Lo tuyo nunca fue una cuestión de principios. Te burlaste de ellos, te reíste, te regocijaste, te bañaste en oro, te elevaron, te mentiste a vos mismo, pero se te acabó. Volvé a tu casa. Enloquecé o seguí creyendo tus mentiras o drogate o date por vencido o rodeate de la gente que te aplaude mientras sus ojos lloran sangre, las esposas les aprietan cada vez más las muñecas y las cadenas les cortan los pies, ya no importa. Hoy el foco está lejos, mucho más lejos. Está puesto donde se necesita. La plata y el poder no duran para siempre, pero nosotros sí. Y acá estamos levantando los escombros de una Patria que se asoma con fuerza y humildad. El sol de la bandera vuelve a brillar, sale de entre tanta tormenta, le hace frente a las nubes y nuestros corazones se empiezan a calentar. Sonríen entonces las sonrisas del alma.