jueves, 30 de agosto de 2018

Roberto Arlt, Bob Dylan y sus infinitas voces


“Había Una Época En La Que Vestías Tan Elegante, / Arrojabas Monedas De Diez Centavos A Los Vagabundos, / En La Primavera De Tu Vida, ¿No Es Así?”. Considerada por Rolling Stone como la mejor canción de todos los tiempos, “Like a Rolling Stone” de Bob Dylan podría tratarse de un cuento o de una obra de teatro de Roberto Arlt; el escritor que escribía para los no educados, para los olvidados, para los de pobre o nula capacidad literaria; para los humillados, los oscuros, los incultos; y que al final su propia naturaleza lo trascendió.

Según la partida de bautismo y nacimiento de Arlt, nació un 26 de abril de 1900 –hace exactamente 118 años-; pero lo cierto es que aún no se sabe con exactitud la fecha (en algunas biografías figura el 2 y en otras el 7 de abril de 1900) porque él mismo se encargó de generar confusión con respecto a este dato. Inventor de su propia biografía, autodidacta desde los 8 años –edad en la que decidió abandonar el colegio y seguir su propio camino- optó por la ruta literaria que culminó con su muerte, a los tan solo 42 años. La confusión generada por el propio Arlt remite a la idea de “I’m not there” de Bob Dylan; alguien que por más que los críticos quieran definir, descubrir, encontrar y entender, va a ser en vano: la única manera de hacerlo –o no- es a través de sus canciones.

Ambos forjaron una obra a través de personajes e historias. Arlt escribió acerca de traidores, ladrones, locos, prostitutas y personajes marginales de la sociedad; describió las situaciones más oscuras, habló de lo más bajo de la sociedad, de lo despreciable e indigno. Fue cuentista, novelista, dramaturgo y periodista escribiendo columnas en el diario El Mundo. ¿Lo hacía por plata? ¿Escribía por placer? Hijo de dos inmigrantes pobres, se crió en el barrio porteño de Flores. “Todo cuesta en esta tierra. La vida no regala nada, absolutamente. Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre”, diría años más tarde en “La terrible sinceridad”, artículo publicado en la selección “Aguafuertes porteñas”.

En dicho texto, le responde a un lector que le había preguntado “de qué forma debe uno vivir para ser feliz”: Arlt primero se ríe de la pregunta, y luego responde: “Ser sincero con todos, y más todavía consigo mismo, aunque se perjudique”. Cualidad que describe al músico de Minnesota, que se burló de los periodistas y de sus propios fans; artista a quien el Nobel de Literatura le costó caro ya que en sus letras siempre tuvo la necesidad  imperiosa de decir la Verdad, lo que nadie estaba diciendo. Defendió a la gente de color en los sesenta (“Hurricane”), a las mujeres más débiles (“The lonesome death of Hattie Carol”), maldijo las guerras (“Masters of War”), denunció la hipocresía de la sociedad y la política. “Yo solo quiero ser yo mismo, son ellos los que quieren que sea como ellos”, canta.

 “Escribe mal”, le decían a Arlt, y él respondió: “Si usted tiene algo que decir, trate de hacerlo de modo que todos lo entiendan: desde el carrero hasta el estudioso... Que ya dice el viejo adagio: ´El hábito no hace al monje´. Y el idioma no es nada más que un vestido. Si abajo no hay cuerpo, por más lindo que sea el trajecito, usted, mi estimado lector, ¡va muerto!”. A Dylan lo abuchearon, lo trataron de traidor y de Judas, sin embargo, fue todo lo contrario. Como dijo Arlt, “ningún escritor sincero puede deshonrrarse ni se rebaja por tratar temas populares y con el léxico del pueblo”.

Roberto Arlt fue inventor. Bob Dylan fue profeta. Poeta. Fugitivo. Ninguno dio explicaciones de su vida privada, por eso la crítica se limita a reconocer la trayectoria de sus obras, la evidencia: los poemas y novelas y canciones. Le hablan a los que menos quieren escuchar. Escriben para y por Dios. Escriben para y por el diablo: “La Gente Te Decía, 'Ten Cuidado Muñeca, Te Vas A Caer', / Pensabas Que Estaban Jugando Contigo / Solías Reírte De Todos Los Que Te Rodeaban, / Ahora Ya No Hablas Tan Alto, / Ahora Ya No Pareces Tan Orgullosa / De Tener Que Mendigar Para Tu Próxima Comida”.


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