B’LIEVE I’M GOIN DOWN, Kurt Vile
(2015, Matador) [rating: 4] Un tipo se levanta una mañana, se mira en el
espejo y no reconoce la persona que lo mira del otro lado. Pero después ríe y
se da cuenta, “ah qué tonto, ese soy yo”, y sigue con su rutina matutina:
cepilla los dientes […]
Un tipo se levanta una mañana, se mira
en el espejo y no reconoce la persona que lo mira del otro lado. Pero después
ríe y se da cuenta, “ah qué tonto, ese soy yo”, y sigue con su
rutina matutina: cepilla los dientes del extraño que ocupa su lavatorio,
tiembla como una hoja que entra por la ventana y no le peina el pelo al extraño
porque “nunca fue mi estilo”.
El sexto álbum solista de Kurt Vile se
llama b’lieve i’m goin down… y no cabe ninguna duda, la
audiencia le cree. Escrito en la oscuridad de la noche, en las
profundas horas de sueño en las que su mujer e hijos dormían, las canciones no
son más que un reflejo de la soledad que siente, la proyección más
sensata de su yo más íntimo. Se trata de un monólogo interno del joven de
Philadelphia, cuya voz nasal y acento indeterminado ponen en duda también esto
último acercándolo a Bob Dylan y Neil Young (ídolo de Vile).
Lo que en sus anteriores Smoke Ring for
My Halo y Wakin’ on a Pretty Daze,
venía anticipando tímidamente, finalmente llegó con un sonido igualmente
sofisticado y aún más amigable.
Gracias al aire intimista provisto por
el banjo, en “I’m an Outlaw” se percibe el folk que junto con
el country ronda siempre los parámetros del rock. El piano lo coloca en un
territorio de cantautor que combina con una voz soulera, un aire
nuevo en la era digital donde sabe usar los recursos que tiene a su alcance.
El humor siempre fue parte elemental de
sus canciones, pero es en b’elieve… uno de los componentes
principales. La vida merodea entre la tragedia y la gracia, entre la
risa y la melancolía. A través de la ironía Vile genera empatía en “Pretty
Pimpin”, “Estaba usando toda mi ropa / Debo admitirlo, soy un lindo
muchacho”, y las canciones dan lugar para que uno pueda identificarse con
alguna de ellas. “Odio remarcar lo que es dolorosamente obvio / Así es
la vida / Tan triste, tan real”, canta en “That’s Life Tho (almost hate to
say)”.
Para Vile las certezas no existen
y la realidad es ambivalente. La última canción sintetiza no solo
el espíritu de la obra, sino también su vida. “Tengo miedo de estar
sintiendo demasiados sentimientos”, le dice a su madre, a quien acude en la
última estrofa. Se encuentra en el híbrido de la risa y el llanto, recordando
todo lo que alguna vez vio (o fue): amantes, soñadores, drogadictos, creyentes,
alcohólicos. “Creo que todos lo sienten, suben y bajan todo el tiempo”, dice
Kurt Vile en una entrevista con Noisey.
“Quizás yo bajo con más fuerza que el resto”, agrega.
Les dejamos el video de “Pretty Pimpin”
para que vean el desconcierto del músico que no se reconoce a sí mismo. La
calidad musical… eso no sorprende.
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