Hasta hoy no me había dado cuenta que las escaleras de Retiro eran tan empinadas. El aire es frío, los techos altos y las palomas entran y salen todo el tiempo. La escalera no tiene baranda, al costado hay un precipicio. Bajar cada escalón implica un riesgo de muerte, pero tengo que llegar al piso aunque implique bajar a ciegas. Finalmente llego a suelo firme. Solo yo estoy calmo y sin gestos como un bebé que aún no ha sonreído, olvidado como quien no tiene adonde volver. Me encuentro con papá que me dice que quizás esté embarazado. Ahí me pregunto si yo estaré embarazada. Él me dice que sospecha, porque cuando saca el brazo afuera de la cama, no le circula la sangre. Igualmente me acompaña a un laberinto por la muerte de Ciro el de los Piojos. Es el temor a la gente lo que uno debe temer. Esto es ilimitado y no lleva a ningún fin. Se hace de noche y vamos a un boliche en el Centro, Chofa se quiere emborrachar con Anita. Al mirarlo y recorrerlo pienso que es el boliche estructuralmente perfecto, me gusta. Minutos antes, en la fila, todos se tratan de colar y yo me paro al final de la cola. Hace frío y está oscuro.
Maco anuncia que se casa, la gente se exalta como si festejasen el gran sacrificio. Fui al final del casamiento, hay muy poca gente. Valen abraza a alguien. Nos estamos mudando casa y llega toda la gente para ayudar. Traemos todos los muebles, la casa es grande. Yo traslado una mesita blanca y plegable de la cocina al living que parece el living del departamento de Anna. Todos mueven sacan ponen levantan limpian acomodan. Todos los demás tienen su abundancia, solo yo parezco desprovisto. Llego tarde a la clase, está Ricardo Darín, que es mi amigo y se llama Fede. Me aconseja. Después las veo a las chicas en el patio. Vamos a casa con un par. Alguien toca el timbre y cae un malón de gente, hasta gente que prefiero evitar. Se instalan en el quincho y quiero que se vayan. Cada vez entra más gente. No lo aguanto, le digo a Ángel y llamamos a la policía. Están en camino. Espero en la calle, sentada en la vereda, y cuando llegan, las sacan a todas alzándolas y arrastrándolas afuera. Alguien me mira decepcionada. Yo respiro aliviada. Pedro y Lucas juegan con las pistolas de los policías. Ya sin gente en casa, Valen está embarazada y se enoja. Vamos a un Shopping cerca de la casa de Magda. La veo a Vicky caminando por la calle. La veo a Anita bajar las escaleras automáticas así que entiendo que es ahí la reunión. Subimos al ascensor, vamos a participar de un programa de televisión. Fede lo conduce. Tengo que aguantar mucho tiempo abajo del agua adentro de una pileta, así que aviso que yo más de diez segundos no puedo. Un señor se da de baja. Gabi está disfrazado de animalito. El común de los hombres es perspicaz, solo yo parezco obtuso.
Vamos a lo de Macedo con Belen, Mechi Pelu y un par más. Mamá y Marce hablan como si nada. Ven sobres, hay uno con la bandera de Inglaterra, tiene brillos y es dorado. Marce me muestra las telas que compró para hacer más sobres, le señalo una que me gusta con personitas y fondo celeste. Llegan Anto y Nacho del laburo y de fútbol, por eso visten un traje y de ropa de gimnasia. Van al baño. Yo agarro mi mochila y como papas fritas lays. Ahora estoy con Sheperd, es mi marido, me abraza. Me quiero cambiar para salir y cuando abro el ropero, ninguna de la ropa que veo es mía. No encuentro nada para ponerme. Hay un vestido largo rosa de encaje que no me gusta, lo único que reconozco es el buzo nike de Jose. Aparece Chofa ya lista y cambiada, qué envidia. El común de los hombres es brillante, solo yo parezco opaco. Vamos con Caro a Coas para ver qué podemos hacer. Dos viejas nos dicen que juntemos ropa y la cosamos para los chicos pobres. Me muestra un ejemplo: la manga de un buzo con la manga de otro y la espalda de otro sweater y así. Me dice que vayamos a una escuela ahora, pero no entiendo para qué. Le digo que sí solo para irme de ahí y nos subimos al auto. Después estoy con Mechi buscando el auto. Me enojo porque me dijo que organizó una comida con todos menos conmigo, no le digo que me enojo. Solo yo soy diferente a los otros.
A Anna le descubren el cáncer en la pierna. Estamos todos en un lugar que no conozco, y me sorprendo al ver cómo Anna baja las escaleras como si nada, con las dos piernas sanas. La agarro de los hombros, la miro a los ojos y le digo que esté atenta porque yo siempre le hablo y sé que ella me escucha. Papá maneja un Torino colorado con rayas negras, el auto está todo viejo y manchado. Le saco una foto. Él me dice que está guardado en un taller cerca del Camino Buen Ayre. Vago como el océano, sin rumbo como el viento en las alturas. Y desapareció un sobre con dólares que alguien había venido a dejar al cuarto de mamá. La única explicación es que se lo comió Chongui, todos lo miramos a él sin retarlo ni decirle nada. Mamá le dice a Fran que lo lleve al veterinario y le confirmen si él se lo tragó. Antes de irse, Fran se olvida de algo y mamá lo culpa porque piensa que por su culpa, porque estaba distraído, Chon se había comido el sobre. Yo me enojo con mamá. Fran está triste. Mamá le pregunta si está embarazado.
Entonces salgo del tren. Tengo un café en la mano. Camino por la calle, agarro una botella de leche y la vuelco en el café mientras camino y la dejo en una mesa a una cuadra de Retiro. El común de los hombres tiene un propósito, solo yo parezco indeciso como un paisano.
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