Un
incentivo para un invierno que no promete nada. Lejos están las canciones que
promueven a vivir, las altas temperaturas coaccionan los sentimientos y dale,
puta che, falta para el verano. Las sonrisas las garantiza el sol y mierda, ese
humo blanco que largamos de noche y por la boca. Pero siempre hay razones para
seguir caminando. Cuanto menos hacés menos querés hacer, y cuánto más tiempo
dejés pasar, peor. Porque se acostumbra el cuerpo a no hacer más que dormir
siestas largas y ver cómo el resto va
construyendo una vida. Nunca sabemos cuándo nos van a acaecer las
responsabilidades, cuándo va a ser ese día en que no podamos descansar en paz,
cuándo ansiemos esos días de siesta y sol. Por eso la dicotomía de adentro
llama un poco a la desesperación, pues cuesta entender qué tipo de vida quiere
llevar. Ahora escribe y entiende. ¡Claro! Ahí esta el secreto. No es sentarse a
esperar a que llegue Batman y que la salve del mundo corrupto, no es sentarse a
dormir y tampoco sofocarse con trabajos al pedo. Es acomodarse y sonreír frente
a lo que le toca vivir. Levantarse del sillón y hacer algo que le dé felicidad.
Arrancar y arrancar ahora, porque cuanto más tiempo deje pasar, más va a costar al final. Escuchar música de la buena
y ser feliz haciendo feliz a otros.
Y
sí. Te van a criticar. Se van a reír de vos, y si hablás fuerte y defendés lo
que pensás, te van a señalar. Se van a separar de vos, vas a ser raro, vas a
ser loco, pero vas a ser único. Porque la autenticidad está en ser uno mismo y la felicidad en ser lo que uno es. De ahí
viene la alegría verdadera y la posibilidad de amarte a vos mismo, y ahí si
entonces amar a los demás. Difícil repartir amor cuando no nos queremos a
nosotros mismos. Cuando no nos reconocemos signos de un amor superior.
Preferible que seamos almas locas y sueltas pero unidas en lo distinto a que
seamos todos iguales, pensemos todos lo mismo, corramos para el mismo lado y
abramos las mismas puertas. Qué mejor que seguir los propios instintos,
teniendo en cuenta qué es lo que el destino quiere para nosotros. Hacer algo de
esa vida que estamos viviendo, que alguien nos puso a vivir, que nos dieron un
motor pero no tenemos las instrucciones. Tenemos el camino, pero no el planito.
Nada
más valioso que decir la verdad. Pocas cosas que reflejen la valentía como ir
en contra de lo que dice el de al lado. Abrirse, correrse del camino, hacerse a
un lado y hacerle frente a todo, ser leal a uno mismo. Buscar esa verdad
adentro y escabullir fuerte para encontrarla. Y ponerla en práctica. En eso, te
van a criticar. Se van a reír de vos, y si hablás fuerte y defendés lo que
pensás, te van a señalar. ¡Pero vas a encontrarte con el Cielo! No solo lo vas
a tocar con las manos, vas a vivir ahí adentro. Antes de morir, antes de partir.
Viviremos un cielo en la tierra. Serás un loco para algunos, pero para mí y
para vos mismo vas a ser la persona más atractiva del mundo.
Levantá
el culo del sillón entonces y ponete a vivir. No te cagues en responsabilidades
y no te estreses al pedo. Solamente seguí con lo que creas sea tu destino, dibujalo
como te plazca y escuchá a tus abuelos. Que el diablo sabe por diablo, pero más
sabe por viejo. Lleguemos a viejos habiendo vivido bien. No hace falta dejar
huellas y ser recordado por muchos. Solamente con haberle puesto un poco de
color a la vida de algunos pocos, para mí alcanza.
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