lunes, 21 de enero de 2013

Adiós


Tere mi amor, pues te has vuelto uno de mis grandes amores, esos que permanecen ocultos pero latentes, adentro pero visibles. Querés que se queden porque sin ellas nada es lo mismo. Wow, qué ego, pero qué más era de esperarse. Mas vamos, seamos sinceros, le dieron un haz de luz a algo que ya tenía luz propia. Una filosofía de vida que acompaña a los hippies que viajan en bici, a los wannabe que viajan en cuatri, a los que se creen locales y es que están equivocados porque hoy las locales son ellas. Llega gente con valijas al lugar de los buenos cuerpos, al pueblito de los benditos perros, que a la par de los autos caminan, juegan, se mojan con el mar y en algunos casos se pelean. Éste es su hábitat para ellos, la playa los acoge con una sonrisa y ellas caminan a su lado mimetizándose con esas ganas que tienen ellos de vivir y vivir acá. Nos diste tanto y sos, ay querida sos tanto, y no es la tierra que se levanta, no es el supermercado del pueblo, no son los bares ni el mar celeste ni las palmeras paradisíacas ni los atardeceres de otro mundo. Pues de otro mundo son. Sos vos en todo tu conjunto y en ese conjunto está la gente que (en redundancia con su frase de cabecera) no quieren hacer más que vivir la vida pura. Eso es lo que sos y eso es lo que nos llevamos de vos, pero ojo, una parte nuestra queda acá. Abrazala y cuidala por favor, que algún día si tu mar y los perros quieren vamos a volver a buscarla y por qué no, cambiarla por otro pedazo más grande. Bobby me dice baby please stop crying, pero nostalgia y melancolía se fusionan para hacer un explosivo... y ¡qué mejor que los recuerdos que dibujan una vida! Que las gaviotas vuelen sobre el Pacífico y las piedras se queden donde están, ya que las estrellas lo contemplan desde lo alto y en nuestras mentes ya grabadas están. Eso sí, para siempre, bonita. 

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