Gente, gente y más gente aún. A la gente le gusta la gente. A la gente le gusta aglomerarse. Juntarse, chocarse, amontonarse. Pero a ellos no. Un mínimo esfuerzo, unos minutos de caminata, unos gemelos que si perseveran triunfan, y tras las piedras, el paraíso. Una bahía bonita y desierta.
Jornadas que por tan fantásticas, irreales. Cortázar, ¿no escribirías algo de esto? Maravillas las hay para tirar al aire. Y momentos para una descartable, ni hablar.
"Parece que nos conocemos hace años...." y como para no, si esto fueron como ¿cuarenta preboliches eran, Nando? No sé, pero fue lo que fue. Magia y realidad fusionadas diría yo, y que al chocarse, me sumergen en una sensación de verdades ilusorias. ¿Fue real? ¿Realmente pasó lo que pasó?
Nunca nada como el encuentro con el otro, el encuentro con la naturaleza perfecta, el encuentro con uno mismo. Y ni hablar si sucede en el techo de una casa rodante, bajo la luz de las estrellas con la mismísima luna y su armónica compañera, la música del mar. Paz, tranquilidad, sueños cumplidos, una amistad que nace y bolsas de dormir como mantas.
Obsesión ridícula y verdadera: las arvejas, motivo de adicción para Manusa (sin nombrar los jugos ácidos). Para Alejo, en cambio, algo consistente por favor.
Caminos tramposos, calles desestructuradas, casas con vista al mar. Un faro pequeño en la punta del diablo. El segundo número cinco que se convierte en cuatro, y ese cuatro que pasa a ser un tres, y que después de pasar por el dos, llega a la luz. Y se vuelve a apagar. Oscuridad entonces.
"Me siento pobre..." y qué mas da, si es necesario llegar a esto, pues hagámoslo, mendiguemos agua. Sí Lucas, a veces es necesario ser cara dura. Eso sí, un vino de cortesía no está de más.
Un boliche que deja mucho que desear, un silencio rotundo entre canción y canción y una Juanita ilusa que busca un djockey que no existe.
Sin embargo, los cuerpos bailan, las mentes también y las caras también... y si lo dudan, miren a Flopi.
Pizzas de despedida en un bar y las palabras ocultas pero evidentes en Tutu. Variedad abominable de helados que Santi no puede controlar. Y librerías, dulces librerías. Oro en polvo.
"Siento que falta alguien" y somos los que estamos. Masajes siempre, o no tan siempre. Una piedra azul llamada Frida encontrada por los aztecas en el río mísitico de la juventud eterna -Jua ahí está tu historia, vas a ser forever young- y anteojos que remiten a Cumbio.
Ver para creer, así dicen. Creer en fideos fríos con azúcar y savora. Creer que hay alguien que puede tragarlos. Y créanlo, lo hay. Acá hay gente para todo. Acá creemos en la variedad, acá creemos en la felicidad. Acá creemos en la confianza y en la espontaneidad.
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