domingo, 9 de junio de 2013

Ensueño

Es en una tarde de lluvia y café cuando cierra esos ojos que le pesan y se da cuenta, entre una búsqueda de verdad y una cuota de nostalgia que al final, es igual a las demás. Pensó que ella misma era distinta… y no. Vivió criticando la poca originalidad y la falta de espontaneidad de los demás,  y hoy su peor enemigo se asoma para revelarle una verdad ínfima y precoz: “ja, ¿de verdad pensabas que eras distinta?” No te compares con los otros porque siempre va a haber alguien mejor y peor que vos, cierto, pero es inevitable ver que no está absenta de la incertidumbre del amor, de la duda, de la inquietud.

Las apariencias pueden engañarte, pero cuando lo esencial se pone en juego, salen a la luz las verdaderas reacciones que te delatan. Es triste pensar que no puede seguir adelante sin pensar en cómo actuar, sin poder dejarse llevar por lo que siente en el momento por miedo a sufrir después. Hay que pensar menos, sí, pero hasta qué punto uno debe actuar sin pensar. Eso no es ser sabio, todo lo contrario. Pero claro, de vuelta, no se es razonable en el amor. Nunca.

Inundada en el melodrama se pregunta si es una de aquellas almas víctimas que inevitablemente fueron destinadas a sufrir por amor. Las historias de amor son crueles y sufrientes, terminan en desdicha y están compuestas por dagas y suicidios. Las pasiones violentas tienen finales violentos, y el fuego que enamora y consume los cuerpos, los termina quemando.

Mientras, el clásico de siempre espera alguna señal para reaparecer, sabiendo que él todavía no se enamoró y soñando con que ella todavía no encontró el amor. Pero esperó tanto que cuando lleno de coraje -ese que no había tenido nunca y en el cual se había escondido siempre- se decidió a actuar, se animó a hablar y no tuvo miedo de besar, era demasiado tarde.

HOY es el día para vivir, no mañana. Hoy es el día para hacer lo que uno ama y no esconderse por miedo al fracaso. Para levantarse y cambiar la música porque quiere escuchar ESA canción, AHORA. Basta de esperar que las cosas pasen, nosotros tenemos que hacer que pasen. Los románticos se pasan la vida hablando del amor sin sentirlo en carne propia, los desdichados creen fervientemente que no fueron hechos para ser amados y los pesimistas se alimentan de sus derrotas sin poder ver que para ganar una guerra, hay que perder alguna batalla.

Y así se le fue la vida. Suspirando por lo que pudo haber sido, lagrimeando por lo que no fue y soñando que quizás, en algún otro tiempo en algún lugar remoto y muy lejos de acá, las cosas podrían haber sido diferentes. Cerca de la luna y viviendo al lado del mar podríamos ser felices. Pues entonces mudémosnos al más allá. O traé tus cosas acá y seamos felices en la desdicha, que si realmente es él quien te abraza el alma, no se necesita más que su compañía para sonreír en paz.

Sí, los sueños son abstractos. La fantasía quiere ganarle a la realidad y esos ojos pesados hoy se cierran para no poder verla. Pero es más bello vivir en ese sueño. En esa dimensión poco sólida. En ese mundo lejano donde no solo los pájaros son rosas y las estrellas están conmigo. Vos también lo estás. Y juntos nos bañamos en ese mar que se prende fuego con el sol, en una tarde llena de nosotros. 

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