viernes, 3 de mayo de 2013

Estamos viejos querida, la vida nos ganó de mano


Tantos años a tu lado para que de repente y sin remordimiento o pena alguna, las neuronas de tus recuerdos se vayan. Y con ellas, todo lo que fuimos. Los hijos que tuvimos, nuestros años de jóvenes ebrios de amor y juventud, la vida entera, TU vida, esa que viviste alguna vez. Y que hoy seguís viviendo pero muy lejos tuyo. 

Yo sé que tus ojos miran y buscan el amor, pero qué es el amor sin nuestra historia detrás. Hay algo que te desconecta del día que vivís, de todo lo que ves y escuchás. Sueño con que los acordes de aquél piano que alguna vez te toqué traigan a tu memoria nuestros roces. Invoco a lo infinito para que me traiga algo de tu tacto, y que con el sol aparezca esa sonrisa en tu rostro. Pero sentida. Recuerdo cuando sonreías para luego reír.

Con cada día que pasa todo se vuelve más borroso para vos, los nombres son meras letras agrupadas al azar y las oraciones no tienen coherencia una con otra. Qué miedos habitan hoy tu alma, si son los mismos que los míos acercate y lloremos juntos. Qué más lindo que llegar a viejo al lado de mi amor. Acá estoy. Soy yo. Tomá mi mano, me entrego a vos aunque ya no tenga nada para ofrecerte, ya que todo lo dejé ayer, en ese abrazo que nos dimos cuando los pájaros cantaban y aquél perro de la esquina lloraba sin parar.

Si vos no estás, yo estoy con vos. La melancolía no es nada si elijo darle la espalda. Te cuerpo y tu espíritu están conmigo. No estoy tan solo, pues uno está donde se lo extrañan. Y por acá se te anda extrañando amor de mi vida, luz de mis sueños, portadora de mi alma que sufre cuando te vas y se regocija cuando volvés, salta como loca de alegría. Porque está loca por vos.

En vano tratás de recordar dónde viviste tu niñez, quiénes eran tus hermanos, cuáles de todos estos chicos que te rodean hoy son tus nietos. La belleza no te abandonó aún, pero claro amor, nunca lo hará. Los años se reflejan en tus movimientos lentos, tus pocas ganas de caminar, tu falta de hambre y poca sed. Mas la experiencia se esconde en tus entrañas, tu piel delata tus saberes, y tus manos, lo compartido. 

Si la vida me ofrece una revancha, volvería a darle la misma tregua. Por ahí me andan preguntando si de haber sabido que pasaría esto, hubiera aprovechado mejor los años de lucidez. No puedo responder que sí, los dos sabemos que vivimos intensamente y pensando en el presente, sin imaginar un futuro reluciente. Nadie sabe a qué nos depara el porvenir. Ciertamente no me lo imaginé así: al lado tuyo y sin vos. Hoy te pido que te concentres, que me mires a los ojos y me encuentres. No simules una caricia, que sea sincera. Esta vez entre todas las demás, te pido que sea sincera y tuya. Estamos viejos querida, y la vida nos ganó de mano.

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