Se
quedó corto cuando dijo que era sensible. Que dos más dos para él no es cuatro,
a veces es cinco. O seis. Que todo le toca esa palanca adentro suyo que le
despierta el motor de las emociones. Se queda un poco tranquilo al ver que no
es que él esté loco, no es que es distinto a los demás, no es que su mirada
penetre en la mente de los inocentes como dos faroles negros en un día de mucha
luz, no es que tiene problemas cuando los demás compran flores, no es que está
metido en un mar de lágrimas que hace olas con la espuma de su malestar, o en
algunos casos, bienestar. No es que el mundo haya parado de girar, no es que el
sol haya dejado de brillar, de hecho brilla más que nunca en una mañana donde
las abuelas con joyas le compran helados de colores a sus nietos y la gente
sale a correr creyéndose maratonistas bien temprano, bordeando la ciudad por
Libertador disfrutando de su libertad. Porque tienen libertad. ¿La tienen? Y es
que mientras camina se siente sapo de otro jardín, y se da cuenta de que todos
están locos. Todos sumergidos en sus problemas, todos mirando la locura en el
ojo del otro, todos mirando y riéndose a carcajadas de la forma de ser del que
va caminando en la vereda de en frente, todos disfrutando de la desgracia del
enemigo, alegrándose por los logros del hermano, llorando por el mal del amigo.
El loco es el que está al lado, el que se viste mal es el otro, el que fracasó
es un tercero, Harry Potter vive en un mundo de fantasías, los drogones hacen
música y pintan cuadros y aparecen en la televisión. Siempre, siempre la locura
es ajena a uno. No es que uno sea perfecto, ¡cómo decir eso! Uno se equivoca y
tropieza día a día noche a noche. ¡Pero qué es lo que pasa entonces! Es que
todos estamos locos, inundados en la psicopatía interna que nos disfraza y nos
dice que todo está bien, que las lágrimas son pasajeras, que pasamos por pozos
de los cuales salimos fácil y rápidamente, que si somos lokos entonces lo somos
con ka porque es más gracioso y suena más remoto más efímero más imposible más
lejos. Y entonces el kiosco de maxi o el maxikiosco o kiosco y maxi o un kiosco grande y un maxi
pequeño porque maxi está loco y loco con c. Porque yo no soy maxi porque maxi
es el otro y pobre maxi que nada tiene que ver con toda esta locura este nudo
este embrolle y desaparecen las comas porque aparece la confusión no hay orden
en lo que se dice menos en lo que se lee y nunca en lo que se hace. He said, we
haven´t had that spirit here since 1969. Se
hace lo que se puede cuando se puede como se puede y siempre buscando la más
mínima escusa para poder sonreír, aunque sea del loco que tenés al lado. Pero vamos
ey, reíte de vos también querida, que quieras o no, estás tan loca como yo.
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