Se apagan todas las luces y la ciudad se
vuelve negra. Solo la luna brilla y se impone ante tanta magnitud y soledad. Frenan
los colectivos. Los semáforos dejan de funcionar. Los trenes no avanzan. Los perros
no ladran, los gatos no maúllan, los pájaros no vuelan. Solamente las estrellas
visten la única luz en una noche tan sola y tan penosa. Las hamacas de la plaza
no se mueven… nadie ve venir la tormenta, porque no hay tormenta que venga. Todo
se aquieta. La música calla y eso le duele. Pero las teclas quedan arriba, las
cuerdas no tiemblan, hay viento y los árboles no se mueven. Y en ese reflector
de luz, aparece su sombra. La capa se mueve y algo indica que todo va a
cambiar. Que ante toda posibilidad y todo espectro de esperanza ausente, algo
va a pasar. Se avecina un llanto, se avecina una sonrisa, se avecina el…. ¿mar?
Con sus botas negras pisa los adoquines que cansados de tanta mierda, lo
reciben apaciblemente. No vino porque lo llamaron. Es el hermano de la paz, el defensor
de los débiles, el amigo de los bienaventurados y el enemigo de la muerte. Pero
a veces para establecer la armonía es necesario cambios radicales, arrancar a
los hijos de puta de raíz. Porque la vida les dio una oportunidad, y nada. Les dio
una segunda, y tampoco. Vaya a saber uno cuántas más se les dio… y aun así,
nada. La gente está cansada, agobiada de tanto chantaje, tanto garca. Entonces
ahí, decía, no porque alguien lo haya llamado (aunque mal no hubiese venido, de
hecho hubiese sido útil que alguien se hubiese avivado antes), pero sino que porque lo
necesitábamos, vino él. Silencioso, sigiloso, en una noche donde el silencio
abunda y el movimiento escasa. Donde hay sed de libertad y hambre de
destrucción. Aparece en las tinieblas, y entonces, para bien de muchos y mal de
pocos, se asoma en ese reflector el mismísimo Batman, para salvar a la ciudad
de la corrupción. Para encarcelar a los criminales y castigar a los malvados que
tratan de amenazarnos, manipularnos, mentirnos y controlarlo todo. Empuña su
armadura negra y entonces todos sabemos que no todo está perdido. El mundo se
frena para mostrarnos que finalmente, se va a hacer justicia. Siguiendo la frase de Dylan, “steal a little and
they´ll put you in jail. Steal a lot and they´ll make you a king”. Basta. Basta de
tanta mentira, de tanto fracaso, algún día iba a explotar todo. Como alguien
alguna vez lo dijo, la mentira tiene patas cortas, y hoy llegó el día de
nuestra recompensa. La noche sigue su rumbo, la naturaleza cumple su ciclo, el
destino se hace fiero. La música vuelve a sonar, y un sueño se hace realidad. La
verdad es la que vive, se muestran las cosas como son. La gente va en bicicleta
a trabajar. Escuchan reggae y no se
putean, porque los trenes van bien y van a horario. Porque el sentimiento de
patriotismo esta vez es real, porque hay alguien que lidera y gobierna y lo
hace a voluntad de todo el pueblo. Porque quiere lo mejor para el bien común,
porque no roba y no miente. Porque reza por el bienestar de todos, porque
quiere esfuerzo, educación, trabajo y salud. Pero de verdad. Porque quiere
recomponer ese país que hicieron mierda, ese que alguna vez lamentamos y hasta
del cual nos dio vergüenza decir que éramos parte. Ese cuyos líderes Batman
hizo literalmente mierda. Esas sonrisas, qué poco duraron en sus rostros… quién
hubiera dicho que tan pronto se iban a borrar. Porque ellos pensaron que la
gloria iba a ser eterna, que el dominio para con los más débiles iba a ser
permanente, que la mentira era mágica y que a través de ella controlarían a un
país entero. Que los pobres iban a permanecer pobres, y los maleducados, maleducados.
Creyeron que las villas iban a crecer, que los ricos iban a desaparecer, que su
reinado iba a ser invicto. Que podían seguir gastando plata y más plata en
sábanas de seda mientras defendían y falsamente lamentaban el mal de otros y el
hambre de miles. Realmente pensaron que las cadenas nacionales iban a seguir
existiendo por siempre para cada pelotudés que quisieran compartir, o mejor
dicho, imponer. Mas quién creería que semejante cantidad de dinero sería inútil
una vez que viniera Batman a hacer lo que tantos temían. Con la justicia no se
juega. Agarraron los valores y los hicieron una pelota… se la pasaban entre
ellos, entre gobernadores, diputados, senadores, presidentes, economistas,
vivieron lo suficientemente lujosos y cómodos en su nube de pedo, sonriendo
como quien sonríe cuando ve a un cachorrito. Pero ese tiempo terminó. Se necesitaba
a alguien fuerte, valiente, corajudo que pusiera las cosas en su lugar. A los buenos
al mando y a los malos en las cárceles. Y allí permanecerán. Hasta que se
arrepientan y vean todo el daño que hicieron, todas las familias que corrompieron,
a todos los ancianos que desilusionaron, la esperanza que a tantos jóvenes
quitaron, todos los pobres que aplaudieron y todos los ignorantes que mataron. Se
metieron con la ética, jodieron con la moral, jugaron con los derechos de las
personas, y pensaron que iban a ganar. Pero ahora el caballero de la noche les
demuestra que la bondad triunfa y la maldad, por cierto, perece.
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