Y
ya pasaron años -aunque vistos desde acá parecen horas- desde que nos
separamos, ya son años que no nos escuchamos, que vos agarraste una ruta para
seguir con tu vida yo tomé otra para continuar con la mía. Ya son años que
permanecés cerca de tus seres queridos mientras yo, en otro plano de la Creación , seguí una vida
distinta, eterna, que nunca ha de perecer para que algún lindo y santo día
volvamos a encontrarnos. Pues hemos de volver a besarnos, a callarnos para
mirarnos y ver que en realidad, nunca nos hemos separado. Ese día nos
volveremos a abrazar con las manos, volveremos a mirar el mar acostados en la
arena que siempre nos bañó en tantas alegrías. Respiraremos ese aire que se nos
escapaba –escapa-, esa brisa que nos calmaba haciéndonos entender que nos
pertenecíamos. Bien nos hizo saber el tiempo que así fue. Desde un principio yo
sería tuyo, vos serías mía, juntos seríamos uno y siendo uno fuimos todo. Y es
que las pasiones nos aclamaban a gritos y el mundo nos pedía que fuésemos más
justos con él, que dejásemos un poco de amor para el resto y que nuestros
besos, aunque sean unos pocos, fueran repartidos con equidad. Hoy te miro desde
otro lado, el lado más brillante, más bello, más imposible si se puede, y te
cuento que aunque te extraño, te amo más. Parecen horas, pues te veo y te
contemplo con cada sueño, te toco con cada recuerdo, te escucho con cada
canción y te encuentro con cada amanecer, esos en los que el sol se asoma para
que le compartas un poco de tu luz. Que hoy, querida, a pesar de todo, no te
falta. Luz te sobra y se escapa de vos para alcanzar a los otros. A tus hijos,
nietos, amigos. A Dios, que clama para que confíes en El y te entregues a su
Gracia y a sus brazos que te abrazan, pero te pide que no te rindas frente a su
Misericordia. Eterna, infinita, esta vez y por siempre posible. Seguí adelante,
amada mía, como lo hiciste siempre. Seguí adelante aunque el pronóstico no sea
el mejor, más vale dejar todo lo que pudimos dejar, haber sido todo lo que
pudimos ser, haber luchado con todas las fuerzas y haber avanzado aún en las
adversidades, aún en los momentos de dolor, aún cuando todo parece en vano.
Porque no lo es, nunca lo es. Sos digna de tu destino, pues ve por él. Sos
digna de tu familia, pues aferrate a ellos. Y el mundo es digno de tu vida, así
que cantá, abrazala y amala con todo tu corazón.
De
este lado te extraño, como lo hiciste vos todos estos años. Solo sabe Dios
cuándo hemos de reencontrarnos y abrazarnos con nuestros cuerpos, porque claro,
todo este tiempo te estuve abrazando con el alma.
Pero
si todavía esa hora no ha de llegar, te entrego todas mis fuerzas para que
sigas, te canto mil y una canciones para que te motives y que juntos, caminemos
a donde la vida nos lleve. Que de la mano del amor, siempre es un destino
cálido, amable, en donde más a gusto te sentís. Hoy te recuerdo todas las cosas
lindas que construiste, los afectos que alimentaste, los hijos que educaste. Y
las enseñanzas que transmitiste sin siquiera saberlo, porque como todo, lo hiciste
con humildad. Siempre fuiste inocente frente al amor, poco cínica frente al
mundo y sincera con vos misma. La vida nos supera, las enfermedades nos exceden
y los misterios abundan. Pero algún día entenderás que el amor hace frente a
todo. Y que todo, claro, es por una razón. Seguí peleando con una sonrisa. Que
mientras, desde acá, te sigo abrazando con el alma.
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