Te dedico todos mis escritos. Convierto en calor todo el frío
que se esconde entre nuestros cuerpos. Te regalo mis manos para que las cuides
y veas en ellas la luna que me diste cuando juntos, el amor nos envolvió. Te lo
doy todo, aunque digamos que no es amor lo que nos rodea. Te lo entrego sin
decirte que es tuyo, ya nada puedo hacer con esto que me supera, se sale de mí,
se escapa hasta vos, queriendo alcanzarte, besarte, abrazarte. No soy yo, es lo
que vive adentro mío. No es algo que yo quiera hacer, es algo que debo hacer. Todo indica que está mal, el
piano nos dice que no, los árboles se nos ponen en contra, hasta el sol no
quiere ver semejante aberración. Pero en contra de todo, actuamos, como si para
nosotros la realidad no fuera la realidad que se le presenta al mundo. La
percibimos distinta, ergo, actuamos distinto. Inventamos el gozo para hacerlo
nuestro, buscamos placer donde no lo hay y la libertad se construye solamente
cuando estamos juntos. Que el destino no nos junte, juntémosnos nosotros. Para
qué esperar a que algo ocurra, que alguien hable, que alguno decida. Nada de lo
compartido fue en vano, todo lo que nos queda por vivir ha de ser vivido. No
hace falta que lloremos, dejemos de lado el terror, aferrémosnos a lo que
sentimos, que esas sensaciones, hoy y siempre son nuestra única garantía. No
trates de demostrarme nada, ya todo está dicho, aunque implícitamente. Nuestros
ojos se contaron todo, y ahora sí, suave, de fondo, ahora lentamente, muy lentamente nos vamos dando cuenta,
mientras sonreímos y nos agarramos las manos, nos sentimos, escuchamos la
canción y nos convencemos, que aunque el mundo no lo quiera, yo te pertenezco.
Y el amor es idiota, más idiota de lo que creíamos.
Por
esa vida que vas a llevar lejos mío, rezo. Aquella que tiende más hacia el
vicio que a la Verdad. Tiende más a la ambición que al esfuerzo, creés que está
más cerca de una herencia que de la verdadera felicidad. Pues bien, digamos
querido, este texto de vuelta te pertenece, vuelve a vos como vuelvo yo. Una y
otra vez, empujados por la inercia, separados por las bases y enloquecidos por
eso que solamente está hecho para los locos: el amor.
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