miércoles, 18 de julio de 2012

Querido Ruso


Querido porque lo amaron, Ruso porque así lo fue. Feliz porque le hicieron un lugar, contento porque fue al campo, trepó montañitas, persiguió pájaros, disfrutó del sol y conoció el río. Simple porque fue perro, importante porque fue el y fue fiel.

El verbo en pasado porque ya no está acá, un reconocimiento porque fue especial, y una sonrisa esperanzadora que indica que algún día nos volveremos a cruzar. En ese majestuoso musical, en ese paraíso celestial, en el que el ruido de sus patitas indica que se acerca y que ya nada va a volver a ser igual.

Blanquito y flaquito alegró muchas vidas, con sus ojos inocentes se dejó acariciar, y con la cama en su cuarto la ayudó a soñar en paz. Pequeño pero no indefenso, y para con ella, protector.

Alegría extrema al pasear… ay si todos fuéramos un tanto más perros que humanos. Una caricia lo sería todo, un paisaje verde sería un sueño hecho realidad, y un plato de comida sería todo lo material. El resto, claro, pasa por los afectos. Sin conveniencias, él todo lo que quiso fue jugar. Y estrellas en la noche pudo contemplar, ríos fue a visitar, y más relevante aún, una familia supo alegrar.

Ruso corre ahora en otros prados, pero los recuerdos quedan. Los frutos permanecen. Lejos de remplazarte, buscan recordarte. Y cada árbol y cada canción que nos recuerde a vos y a tu sexy silueta, pues entonces será un árbol lindo y una canción bonita.

Gracias por lo que diste en esta vida. Aguardamos ansiosos esperarte en la que sigue, veremos ahí qué tanto más tenés para entregar. Hasta allí y hasta entonces, adiós.

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