¡¿Qué QUÉ?! Que nada. ¡¿Pero que
QUE?! ¡QUE NADA! Pero decime, ¡¡¡¿¿¿Qué QUÉÉÉÉ???!!!
¡¡¡Que DÓNDE CARAJO ESTAMOS METIDOS!!! Ah, eso… bueno, a ver… evidentemente, en
un pozo. Un pozo sin salida, oscuro y tenebroso, en el que la adrenalina incita
a seguir y la desesperación seduce con maldad a dejarlo todo… en el que el
bendito RF nos maneja como marionetas a su cambiante gusto e insaciable placer.
Y en el que nosotros somos conscientes de la maldita ruleta rusa en la que poco
a poco y paso a paso nos vamos sumergiendo, conscientes de nuestra posición de
víctimas sin descanso y despiertos ante la diversión y las ganas de producir y
bailar. Pero conscientes al fin. Que sea
lo que Dios quiera. Perchas que vuelan con alas de inseguridad pero decisión,
valijas que ruedan y se arrastran por los pasillos descaradamente, hombros y brazos
que levantan pesos insufribles, y como hormiguitas viajeras, ellos trabajan. Pero
se ríen y fuman, eso sí, fuman sin parar. Y de ahí, cada vez que hay humo por
la calle o humo en las fiestas o humo en la casa, ellos aparecen en su memoria.
Ellos y sus cigarrillos, ellos y sus encendedores. Peinados raros y vestimenta
adecuada para la situación, de vez en vez una puteada y el escenario listo al
fin. O no aún, aguarden unos días… ¿y que es lo que siempre viene y nunca
llega? EL. No, el no, EL ESTRENO. Porque él está, en su sillón plateado y con
sus tapados de pieles, está. Con sus amigos cuidas tatuados y agujereados y con
bastones por doquier, él está. Con su oro, sus anillos, sus zapatos en punta y
su voz suave y delicada. En definitiva, uno más entre el montón. Caterings para
tirar al techo, empanadas para regalar, y junto con todo lo prohibido y lo
innombrable… el dinero. Sh, hablen bajo. Eso no se dice, y más bajito aún… eso
no se pide. Corridas y bajadas, más corridas y más rodetes, más demacre y más
cansancio, más humo y mas encendedores, más planillas y más llamados, más
famosos y más peleas, más discusiones y más revistas… pero revistas y risas al
fin, ironías y secretos, claramente, al fin. Televisión y a cagarse en los
feriados, la ley de Murphy y que se cague el que llegó último, SÉ PILLO, o
CEPILLO, o SEPISHO… ya no sabe cuál. Mariposas
vuelan, los colores cambian. Voz ronca y alguna que otra destruida por el humo.
Llega a su casa y el perro mueve la cola. Qué sería de todo esto sin vos, bonito sarcasmo. Ay, que lindo eran esos tiempos
cuando nos dábamos el lujo de salir a pasear. Pero esto es salir a vivir, y que
lindo resulta conocer la vida. Ojos oscuros y casi todas las mañanas, vestidos
de ojeras impiadosas. Pues nada lo perdonan. Pues nada lo dejan pasar. Nada, al
menos, sin volverlo más oscuro y un poco más retorcido. Amigos luego de
compartir jornadas íntegras uno bien al ladito del otro, pues el lugar es
chico, los corazones son grandes y los cuerpos son muchos. A producir y a
producir bien, no necesariamente organizadamente, pero bien. Dance with me into
the colors of the dust. Música y canciones para la orquesta, y a ordenar toda
la ropa que no ordenó en su vida. Vieja, mirame ahora. A correr más, a dormir
menos, a vivir poco. O como le gusta verlo a ella, a disfrutar más, a correr
distinto, a reírse de lo más loco y a vivir más… por supuesto y por siempre, a
vivir.
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